Sobre el Camino

Vencer las tiranías…

Hombres y mujeres, con el único recurso de la tenacidad y el valor, han luchado y vencido a las sangrientas tiranías. El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer.

Nuestro presente suele ser muchas veces agobiante, desesperante. Hemos estado viviendo crisis de todo tipo. Económica, de salud, de las instituciones, del medio ambiente. Todos los días escuchamos que estamos ante algún tipo de desequilibrio.

Estamos ante una gran barbarie, producto de la alianza entre las fuerzas virulentas de dominación, violencia y odio que actúan desde el comienzo de la historia humana y las fuerzas modernas tecnas burocráticas, anónimas y heladas de deshumanización y desnaturalización, como lo apunta el gran sociólogo francés Edgar Morín, en su libro “Tierra Patria”.

Nos vemos enfrentados ante las tormentas de maldad, desprecio, indiferencia; azuzadas por seres que buscan generar la división entre hermanos y cuyas mentes obscuras y perversas, solo esconden en la miopía de su ego estúpido y en la pobreza de su alma, la pueril y vulgar comprensión de su breve existencia terrenal.

A pesar de escenarios terribles y desgarradores que puedan cernirse sobre nosotros, la luz de la esperanza se asoma siempre. Hemos aprendido a superar las crisis que nos azotan, propia fuerza. Como lo menciona Sábato.

En otro orden de ideas el hallazgo de una candidatura opositora competitiva para 2024 es el libreto de la oposición perdida. Los grandes partidos están divididos y enquistados en cúpulas anacrónicas. A pesar de rearmar su maltrecha unión del “Va por México” contra Morena como su única causa común. Afectada por el síndrome de Cronos, la oposición política carece de horizonte claro por su temor insuperable al desplazamiento.

La soledad política es el purgatorio opositor, como del que vive bajo la amenaza de la “Hibris” que lo persiguió por años y cumplió su castigo al expulsarlos del poder en 2018. Desde entonces, sus estrategias fallidas y falta de renovación no han hecho otra cosa que agudizar el padecimiento de “Cronos”, nombre dado a esa patología por el Dios griego que devoraba a sus hijos por el temor a ser derrocado por ellos.

Las historias que han definido el presente del Partido de la Revolución Institucional, del Partido de la Revolución Democrática, del Partido Acción Nacional, son muy diferentes, aunque tienen una base en común: el lastre de su propia fama. Resulta muy complicado que, de la noche a la mañana, desaparezcan los hitos que marcaron el ejercicio del poder y los nombres de quienes han quedado en la memoria de una sociedad que no les volvería a abrir, con facilidad y confianza, las puertas de sus casas.

GOTITAS DE AGUA:

 

A mi juicio, no es gratuito que la desconfianza y el enfado sean las primeras reacciones que se generan en quienes pronuncian los nombres de esos partidos. No se puede olvidar que el PRI ha gobernado, en suma, casi 90 años del México contemporáneo y que sentó las bases más nocivas, absurdas y mediocres de la organización política de nuestro país: presidencialismo contumaz, el “charrismo”, sindical, el clientelismo más impune, los mecanismos para corromper las libres elecciones, la retórica que tiene al “pueblo” como el núcleo semántico que cambia según los colores, la conformación de una élite política y económica que solo cambia de rostro. Sí, toda una estructura de poder e impunidad que al día de hoy es la mejor herramienta del gobierno encabezado por sus mejores alumnos y alumnas. El partido oficial y sus líderes son la versión más aceitada y refinada de quienes algún día pertenecieron al partido tricolor que tuvo la afortunada idea de institucionalizar una revolución. Si observamos el caso del panismo durante sus dos sexenios, se puede llegar a concluir que son el ejemplo de la “llamarada de petate”, como decían los antiguos sabios. No lograron constituirse como esa promesa de cambio por la que había apostado la sociedad mexicana.

Y qué decir del PRD, morada del priismo rebelde y futura incubadora del actual partido oficial, que se han perdido en la triste memoria de quienes lo habían enarbolado como el contrapeso de una histórica oposición. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/sobre-el-camino/.

 

Benjamín Bojórquez Olea

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