Nuestro amado CRI-CRI era veracruzano y nació para bien de la niñez mexicana un seis de octubre de 1907.
Murió un 14 de diciembre de 1990.
Vivió 30,384 días, según la bibliografía consultada de la colección de los grandes mexicanos, así le gustaba contar a CRI-CRI.
Grupo Editorial Tomo SA.
LA MARCHA DE LAS LETRAS
¡Que dejen toditos los libros abiertos, ha sido la orden que dio el General!
Así nos tienen con las mañaneras, muy quietecitos y sin poder respirar.
Desayunando, antes de correr para la escuela, escuchaba a CRI-CRI por la radio que mi mamá gustaba de poner para endulzarnos el momento.
Se la grabó bien nuestro presidente.
Suspendemos la lectura del periódico, para fijar la vista en el televisor y tararear a Gabilondo y escuchar las babosadas de Andrés Manuel saboreando nuestro obligado café matutino.
Primero la “A” y me pongo de pie para marchar al ritmo de mi Imaginación.
Y luego la “E”.
“Que chulada de maíz prieto”.
Luego canto el ratón vaquero y sigo con las que me acuerdo hasta agotar existencia.
A sus órdenes mi General.
Adorable, Gabilondo Soler.
Lo sigo recordando con mi amor infantil.
Sigo sin avergonzarme y con toditos los libros abiertos.
El domingo 26 de febrero no evoqué a CRI-CRI.
Estuve en catedral escuchando a los asistentes y saludé a mi bandera que es la de todos los mexicanos.
Nada que ver con los trapos que tienen una hoz y el martillo.
El celular lo enfoqué con las dos manos y no permití que se fuera a la derecha o a la izquierda.
Fue muy centrada mi actitud.
Es la orden que me dio el General.
No se trataba del sábado del mal humor del carnaval y no hubo quema de ningún mono con figuras políticas.
Se habló del voto libre, por medio del cual llegó Andrés Manuel López obrador, y sentí orgullo de querer proteger los sufragios y a la autoridad que los cuida y los cuenta al cerrarse las urnas.
Primero la “A” y luego la “E”.
Es la marcha de las letras y sentí bonito al mezclarlas con la multitud que observaban mis curiosos ojos.
No tengo idea si CRI-CRI era conservador o de la izquierda.
Simplemente lo recuerdo con mucho cariño.
El ratón vaquero me acompaña siempre.
La marcha de las letras es bellísima.
Hay que cantarla siempre.
Hasta mañana.
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