Si estuvieras en medio del océano en un barco, ¿qué harías?
- Convocarías una elección para ver como pilotear el barco o…
- ¿Tratarías de averiguar si hay alguien a bordo experto en hacerlo?
Si escogiste B, presuntamente piensas que los conocimientos especializados son útiles en este tipo de situaciones… no quieres que meros aficionados estén adivinado qué hacer cuando se trata de asuntos de vida o muerte.
¿Y qué opinas cuando se trata de quienes pilotean el gran barco que es un Estado?
¿No sería también más efectivo encontrar a alguien experimentado para que fuera el líder en vez de votar?
Eso es lo que Platón, el gran filósofo de Atenas -la cuna de la democracia-, alegó hace unos 2.400 años en el libro VI de la “República”, uno de los primeros y más influyentes textos sobre… casi todo: justicia, naturaleza humana, educación, virtud.
Pero también sobre gobierno y política.
Está escrita en la forma de una serie de diálogos, entre ellos una conversación entre Sócrates, su maestro, y algunos amigos sobre la naturaleza de los regímenes y las razones por las cuales uno es superior a otro.
En ella queda en evidencia que su opinión sobre la democracia -en griego “el gobierno del pueblo”– como proceso para decidir qué hacer, era poco favorable.
Incluso votar por un líder le parecía arriesgado pues los electores eran fácilmente influenciados por características irrelevantes, como la apariencia de los candidatos; no se daban cuenta de que se requieren calificaciones para gobernar, así como para navegar.
Considero, que Platón quería al timón del buque del Estado eran filósofos especialmente entrenados, escogidos por su incorruptibilidad y por tener un conocimiento de la realidad más profundo que el común de la gente.
GOTITAS DE AGUA:
Para la filósofa Porter hay algo más que destacar.
Aunque la idea de ser gobernados por aristócratas nos haga ruido, de fondo lo que estaba deseando era un liderazgo de personas desinteresadas en los placeres vagos, pues así serían incorruptibles y, gracias a su educación, tomarían decisiones sabias destinadas a la virtud.
Líderes que se preguntarían constantemente: “¿Cuál sería el curso de acción más justo y prudente?”.
Esa es la clave para Platón: tomar decisiones justas, prudentes y sabias. Que gobernara la virtud, no la pasión. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos el Lunes”…
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