Sobre el Camino

Las instituciones educativas merecen mejores directivos y directivas

Derivado a mi artículo el día de ayer en relación a las violaciones a los derechos de los docentes y personal administrativo de la UADEO en Sinaloa y su titular Silvia Paz Díaz Camacho¿podremos contribuir a la construcción de un nuevo contrato social para la educación?

Las preguntas esenciales que deben plantearse en Sinaloa y muy en especial la máxima casa de estudios (UAS) y respectivamente la (UADEO) en Sinaloa en materia de educación de cara al futuro, a saber, ¿qué deberíamos seguir haciendo?, ¿qué deberíamos dejar de hacer? y ¿qué debería reinventarse de forma creativa?

 

 

Sin duda habría que plantearse seriamente estas preguntas antes de diseñar cualquier reforma educativa o cambio curricular en los distintos lugares del planeta. Porque sin duda hay muchas cosas que deberían seguirse haciendo porque siguen siendo pertinentes para la educación del presente y del futuro, pero hay otras que deberían dejarse de hacer porque ya no responden a los desafíos de los nuevos tiempos y a las características y aspiraciones de las nuevas generaciones.

También hay elementos de los sistemas educativos y de las prácticas docentes que deberían reinventarse creativamente para responder no solo a lo que esperan las nuevas generaciones de la escuela y la universidad sino a lo que la sociedad desigual, injusta, excluyente y violenta está necesitando para transformarse.

A pesar de esta crisis de humanidad que padecemos, la comisión afirma en el reporte que existen muchos motivos para mantener la esperanza. No podría ser de otra forma siendo la educación, como he dicho reiteradamente de acuerdo a Gorostiaga, la profesión de la esperanza, y el sistema educativo el bien estructural que debe responsabilizarse de organizar esta convicción de que las cosas pueden y deben cambiar. Reitero, mientras lo político se apodere de estas instituciones, se seguirán violando los derechos laborales tanto del docente de carrera, así como también del personal administrativo.

Para lograr este cambio, quisiera plantear algunos lineamientos y llamados que enuncio solamente por falta de espacio:

– La pedagogía debería organizarse en torno a los principios de cooperación, colaboración y solidaridad.

– Los planes de estudios deberían hacer hincapié en un aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario que ayude a los alumnos a acceder a conocimientos, y producirlos, y que desarrolle al mismo tiempo su capacidad para criticarlos y aplicarlos.

– La enseñanza debería seguir profesionalizándose como una labor colaborativa en la que se reconozca la función de los docentes de productores de conocimientos y figuras clave de la transformación educativa y social.

– Las escuelas deberían ser lugares educativos protegidos, ya que promueven la inclusión, la equidad y el bienestar individual y colectivo, y también deberían reimaginarse con miras a facilitar aún más la transformación del mundo hacia futuros más justos, equitativos y sostenibles.

– Un llamamiento a la investigación y la innovación.

– Un llamamiento a la solidaridad mundial y la cooperación internacional.

– Las universidades y otras instituciones de educación superior deben participar activamente en todos los aspectos de la creación de un nuevo contrato social para la educación.

GOTITAS DE AGUA:

 

– Es esencial que todos puedan contribuir a forjar los futuros de la educación.

Finalmente, mi artículo de hoy concluye con un punto de partida imprescindible: “Establecer un nuevo contrato social para la educación es un paso fundamental para reimaginar juntos nuestros futuros”.

 

 

¿Estaremos a la altura de este gran reto? ¿Podremos contribuir desde nuestra trinchera a la construcción de este nuevo contrato social para la educación? O bien, ¿seguirán los políticos teniendo el control de las instituciones educativas? Esta última pregunta  tiene a dicho sector educativo hundido y sin ética. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…

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Benjamín Bojórquez Olea

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