3 de junio… El día después de mañana

La tolerancia llegará a tal nivel que las personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles”. Frase de Fiódor Dostoyevski.  

Andrés Manuel ha construido su propia tormenta perfecta. El detalle es que como toda tormenta su comportamiento y trayectoria es errático y no se sabe con exactitud donde y a quien le va a pegar.
A lo largo de estos cinco años, el presidente ha impulsado una serie de reformas legales que lo han dotado de un gran poder, muy al estilo del viejo régimen priista. Bueno, incluso más. Ni en aquellos tiempos de poder hegemónico, se tuvo tanto poder apoyado en la ley.
El presidente construyó el andamiaje legal y constitucional para regresar a los tiempos de un presidencialismo totalitario, o bien, para ejercer la nueva dictadura- democrática, o la nueva versión de lo que en un tiempo Mario Vargas Llosa calificó como la dictadura perfecta, como fue la permanencia del PRI en el poder por muchos años pero avalado por los ciudadanos quienes “libremente”acudían a las urnas y votaban solo por los candidatos priistas.
¿Había democracia en aquellos años? El gobierno decía que si. Que el pueblo legitimaba a los gobiernos del PRI y que sus votos era la mayor prueba de confianza hacia su partido.
En aquellos años, el gobierno o régimen, era el dueño de todo. Él organizaba las elecciones, ponía a los funcionarios de casillas, financiaba a sus candidatos, validaba las elecciones y ejercía el poder en contra de quienes se atrevían a desafiarlo.
Hoy hemos regresado a esos mismos tiempos en una versión moderna. El presidente tiene el control de todo.
El INE está dominado y controlado por el presidente. 6 de los 11 consejeros entre ellos su presidente son afines a Andrés Manuel.
El Tribunal Electoral quien sancionará y validará los resultados de las elecciones también está bajo el control presidencial.
El financiamiento a sus candidatos que parecieran ser los únicos que hacen campaña, está a la vista.
Pero si a todo eso se le suma, el poder el narco que baja a candidatos “incómodos” de la oposición, al poder de las instancias judiciales del gobierno que se usan en contra también de los “candidatos o promotores incómodos” al gobierno, entonces se tendría que decir que se ha hecho un viaje al pasado.
El presidente ha dotado a la figura presidencial de un gran poder legal como nunca se había tenido. ¿Pero el presidente ya se va que no? ¿Entonces para quién es tanto poder acumulado en la ley?
Ahí es donde decimos que el presidente ha construido una tormenta perfecta. El problema es que no se puede confiar en el punto en el que impactará.
¿Y si cambia de trayectoria y dirección?
¿Se podría volver contra sí mismo como un efecto bumerang? Puede ser posible y esa puede ser la razón de su nerviosismo y incomodidad que se carga el presidente.
Es cuestión nada más de imaginar una posible derrota presidencial y perder la mayoría en el Congreso para darse cuenta de la magnitud de la tragedia y devastación de la 4T que él mismo presidente fraguó con todas sus leyes aprobadas por sus diputados sin cambiarle una sola coma y que hoy se podrían volver en contra de si.
Eso sí, el presidente le apuesta a mantenerse en el poder y usar dichas leyes en su beneficio y en perjuicio de sus opositores.
¿Y si pierde? Ese bien puede ser el día después de mañana. El 3 de junio.
1.-El presidente impulsó reformas al código penal para ampliar los delitos graves pero de paso también amplió el catálogo de delitos a los cuales se les puede aplicar prisión preventiva oficiosa.
Solo basta que el gobierno quiera para que la suerte de un opositor cambie y pueda ser encarcelado no por ser culpable de un delito, sino solo porque se le acusó de cometerlo.
¿Y si pierde Morena la presidencia no se podría usar esa mismo ley en contra de varios personajes de la 4T sobre quiénes se tiene información documentada de cometer actos de corrupción u otros posibles delitos? La ley la modificaron ellos mismos.
Eso sí, dichas reformas legales fueron hechas pensando en aplicarlas ellos en contra de quien se atreva a protestar en su contra. Si ganan, si lo podrán hacer.
¿Pero y si pierden?
2.-Imaginen a una Fiscalía de Justicia que con este gobierno perdió su oportunidad histórica de ser autónoma e independiente y se convirtió en una agencia de venganzas personales o agencia de aplicación de la ley solo a los “desalineados” al régimen, ahora enfocado en enjuiciar a los actuales funcionarios morenistas.
Que se les acuse de un delito, que se les aplique prisión preventiva oficiosa y de paso de acuerdo a la nueva ley de extinción de dominio, el gobierno decida confiscar sus propiedades, incluso, desde antes de ser sentenciado por un juez.
Todo ese poder otorgado al régimen presidencial lo construyeron los diputados morenistas a petición del presidente Andrés Manuel y desde luego no se hizo pensando en que ellos serían las víctimas, sino todo aquel que se atreva a desafiarlos o caiga de su gracia.
3.-Pero si a un acusado de un delito que no se lo han demostrado cometió, ya lo metieron a la cárcel, ya le confiscaron sus bienes y ahora este intenta defenderse y recurrir a la ley de amparo, pues con la novedad que no lo podrá hacer tan fácilmente. También los diputados y senadores de Morena, hicieron reformas a la ley para dejar vulnerable al ciudadano y empoderar al gobierno.
¿Se hizo dicha ley pensando en qué se las aplicarán a ellos o ellos aplicarla en el ciudadano?
4.-Pero todavía más. Que el ciudadano ya acusado, preso, que le quitaron sus bienes, que no se pudo amparar, ya no tenga más opción que recurrir al poder judicial y esté también este dominado por el presidente y atienda las recomendaciones presidenciales para decidir quién sale y quien se queda recluido como lo confesó Andrés Manuel lo hacía con Arturo Zaldívar, entonces no tendrá más que una sola opción para recuperar su libertad. “El Perdón presidencial”.
En pocas palabras, la libertad y patrimonio del ciudadano están a merced del presidente. ¿Y si Morena pierde la presidencia?
Bueno, ese sería la tormenta perfecta que les pegaría a los Morenistas a partir del 3 de junio. Lo peor, es que ellos la crearon.
Eso si, en base a estas reformas legales, basan mayormente sus posibilidades de triunfo y permanencia en el poder.
Hasta ahorita la competencia se ha cerrado. El comportamiento de la tormenta perfecta puede variar. ¿En dónde impactará?
El 2 de junio tocará tierra, eso sí.
Habrá que estar pendientes.
PASO A PASITO.-Ni Imelda Castro ni Enrique Inzunza asistirán al segundo debate organizado por el INE. Dicen que no están conformes con el formato. Le faltará pounch y restará interés si no están los punteros. La estrategia también juega. Ganan más con ausencia que con la asistencia, pero le restará emoción.
Dijera Juan Gabriel. “Pero qué necesidad”.
Andrés Manuel y otros candidatos que también rehusaron en su tiempo a asistir a un debate, lo hicieron para administrar su ventaja.
Y si ya saben lo que les espera, pues para que van.
OTRO PASITO.-Los productores de maíz esperan la cita para reunirse con el presidente Andrés Manuel. Hay que sentarse un ratito. Cansados ya están.
Pero habrá oportunidad de verlo aquí en Sinaloa. Ya anunció que hará un recorrido para supervisar que ya está funcionando el servicio de salud con la misma calidad que en Dinamarca.
PASITO CHÉVERE.-
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Oswaldo Villaseñor

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